110. Primero de mayo

30 de marzo de 2024 | Marzo 2024

Anahí era la encargada de enseñarle a Cinthia, algo así como su nueva jefa, las tareas que debía realizar en el trabajo y cómo estaba organizada la oficina. El laboratorio era una estructura inmensa, y a Cinthia le tocaba, a partir de ahora, encargarse del área administrativa casi por completo. Claro que tendría la supervisión y apoyo de su hermano y dueño de la empresa, Marcelo Galizzi, un químico por demás excéntrico, que se encargaba de impulsar y coordinar todos los experimentos que su empresa llevaba a cabo. Lo suyo era el desarrollo y la innovación, la parte productiva la relegaba sobre los señores Pasos y Cantero, quienes habían impulsado una restructuración y los consecuentes despidos hasta reducir la planta en un tercio.

Quizás por eso, Anahí no solamente se encargaba de enseñarle a Cinthia, sino que también intentaba que se sintiera cómoda y hasta feliz. Le traía desayunos sorpresa, le pedía recomendaciones sobre cuestiones que no necesitaba y no dejó rumor o chisme sin contarle. Ese día, ni bien llegó Cinthia, Anahí la saludó más efusiva que nunca:

—¡Hola, Cin! ¡Feliz cumple! —la abrazó con una sonrisa enorme.

—Ay, muchas gracias, Anahí. ¿Cómo sabías que era mi cumpleaños?

—Marcelo se encargó de que todos lo supiéramos. Mirá, te traje una torta, para que después soples. La hice yo. Y también compré unos sanguchitos.

—¿En serio? No hacía falta… —Cinthia estaba contenta, ni siquiera Marcelo había tenido un gesto así para con ella.

—No es nada, es una pavada. Además, hoy que hay asueto para estatales, bancos y eso, la verdad que da un poco de envidia —contestó Anahí y cuando se dio cuenta de que su actitud no era de esclava feliz, se corrigió—. Digo, a mí me encanta trabajar —afirmó con una mano en el pecho y negando con la cabeza—, pero veo alguna amiga que se pudo escapar el finde largo y digo “qué ganas de estar ahí”, ¿no?

—Sí, te entiendo. Yo casi me iba a la costa, pero al final me parece que me voy el mes que viene, así hay menos gente, me tomo unos días y listo.

—Claro, obvio. Si ahora debe estar todo estallado…

—¿Te podré pedir que después me expliques unas cositas del sistema, que no me sale bien la carga de datos?

—Dejame a mí lo que querías cargar y listo, y otro día te explico —contestó Anahí apretando las cejas.

—No, tranqui, yo puedo… —Cinthia sonreía, pero no estaba feliz, solamente no sabía qué decir.

—Pero, Cinthia, no lo vas a hacer vos que hoy es tu cumple —Anahí abrió las manos al techo, como si dijera algo obvio.

—Sí, si no pasa nada… además que ahora que hay menos gente, no da que nos atrasemos con el trabajo.

—Mirá —Anahí inclinó la cabeza levemente hacia abajo y adoptó un tono de secreto—, en tu cumpleaños no tenés que trabajar, es lo que yo creo.

—Pero el otro día fue el de Laura y ella trabajó.

—Bueno, pero ella porque es así. En serio te digo, no hace falta.

—Igual, y ya que estoy acá, prefiero trabajar… —cerró Cinthia, seria, y se puso a mirar su monitor.

Anahí se pasó el día entero encargándose de hacer saber a todo el laboratorio lo increíble que era Cinthia, que elegía trabajar igual que el resto, aunque fuera su cumpleaños.

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