—Bueno, chicos, la entrega de trabajos prácticos es el 20 de abril, tienen tiempo para hacerlo tranquilos, y el 24 de marzo vamos a tener el examen, ¿está bien? —dijo Fiorella, profesora de geografía, frente a su curso de cuarto año de secundaria.
—Bueh, profe, ese debería ser feriado de nuevo —dijo Juno, estudiante, con los brazos cruzados.
—No seas vago, Juno. Además, lo sacaron cuando yo era chica, imaginate todo lo que pasó en el medio. Igual está bien, ahora tenemos las actividades del Día de la Amnesia, que están buenas…
—Pero se cumplen setenta años de la dictadura —insistió Alexia.
—Bueno, sí. Hubo un montón de dictaduras, la verdad no me parece discriminar a las otras —contestó Fiorella después de revolear los ojos.
—Pero esa desapareció gente —dijo Alexia, que venía de familia militante, como se les decía a las que recordaban el pasado.
—Por eso, horrible. Mejor, olvidarlo y ya está, dejarlo atrás y que no nos afecte —Fiorella asentía como si su sugerencia fuese una solución superlativa—. Ah, justo, antes de que termine la hora les quería decir algo, me estaba olvidando, gracias Juno y Ale por hacerme acordar. Tienen que traer anotado en una hoja, una sola —remarcó mirando a Moisés, en el fondo—, todo lo feo que les pasó en el último año, ¿sí? Ahí va a estar todo lo que queramos soltar, para arrancar el año sin toda esa carga negativa y esperando lo mejor para el año —sonrió Fiorella.
—Todo lo feo, ¿cómo? —preguntó Ulises—. ¿La separación de mis viejos cuenta?
—Sí, todo lo que hayas sentido que fue feo y te hizo mal —contestó Fiorella y siguió con una mano en su corazón—. Es un día para olvidarnos de lo que no nos gusta, para conectarnos con nosotros mismos, con nuestro espíritu y alejarnos de todo lo malo que tiene el mundo. Es más… no les tendría que estar por decir esto, pero… parece que quizás después de la actividad del Día de la Amnesia, nos vamos todos, y entonces no tendríamos el exa…
El salón estalló en un bullicio de festejo y, de algún lado, sonaba la canción del momento al palo, inundando el aire, mientras algunos bailaban en su asiento y otros, directamente parados encima de los bancos.
—Momento, momento —pidió calma Fiorella y, después de unos segundos, la obtuvo—. Eso solamente si la rectora decide que suceda, pero parece que va a ser así. Es lo más probable. Además, está casi confirmado que para la Fogata del Olvido venga a participar la ex presidenta Villarruel, así que, es obligatorio portarse bien. Pero bueno, yo no les dije nada, después se los va a decir la preceptora o no sé quién.
Lo que antes era un bullicio alegre en el aula pasó a ser un silencio incómodo, solamente quebrantable por el timbre del recreo.
