666. Robots

5 de octubre de 2025 | Septiembre 2025

La fábrica era enorme. Un predio de treinta y cinco hectáreas con varios galpones separados por sectores. En total había unos novecientos trabajadores repartidos entre todas las áreas y tres turnos. Antes de la reestructuración de la empresa, los trabajadores compartían espacios comunes y, en algunos casos, rotaban de sectores.

Un día, la empresa anunció que no debía concurrise a trabajar salvo una guardia mínima. Al día siguiente, todo había cambiado: cada galpón tenía su propios baños, vestuarios y zonas de descanso. Y los turnos tenían distintos horarios, cosa que no se cruzaran ni en el colectivo de vuelta.

La reestructuración se acompañaba con una anunciada robotización de un galpón, el más lejano a la calle, y el despido de todos los que trabajaban ahí.

Una tarde, Omar, empleado con veintiocho años de fábrica, debió retirarse antes porque una lesión en el brazo lo había obligado a ir a hacerse ver a la ART.

Al mismo tiempo que él salía, vio que desde el galpón del fondo, el robotizado, salía un hombre de mameluco rojo, a diferencia de los blancos que usaba el resto del personal. Caminaba mal.

Omar salió a la parada de colectivo que estaba en la puerta del predio. Cuando el otro salió, lo miró, pero no lo reconoció y, después de imaginarse la respuesta, le preguntó:

—¿Vos sos ingeniero?

—No. No —contestó el otro, que parecía dolorido y se tomaba la pierna por encima de la rodilla.

—Ah. Y que… ¿sos nuevo? —inistió Omar.

—No nos dejan hablar con ustedes.

—¿Eh? ¿Por qué? —dudó Omar—. ¿Sos un robot que saliste de…? —dejó colgada la pregunta porque se sentía menos idiota.

—Me caí del puente grúa y me dijeron que me vaya a casa.

—A la ART, te habrán dicho —corrigió Omar.

—Los robots no tenemos eso —contestó el otro.

—Pero qué, al final, ¿sos robot, entonces?

—¿Vos pensás que a un robot lo pueden mandar a la casa? —devolvió con pregunta el de rojo.

—Y ahora que está todo tan… Raro, ¿no?

—Entonces, sí, soy un robot que está fuera de convenio.

—¡Mirá vos! No sabía que había convenios para robots. ¿Y qué tenés como nosotros digamos, vacaciones, aguinaldo?

—No, nuestro convenio solo te inscribe como empleado pero no tenemos nada. Ni descansos.

—Ahí viene el colectivo —dijo Omar.

—¿Sabés si este va al hospital San José? —preguntó el de rojo.

—Sí, va para ahí. No me digas que te arreglan ahí también, como a nosotros —se rio Omar.

—¿Viste? Somos casi personas —contestó el de rojo.

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