El presidente abrió la reunión con sus funcionarios cercanos con una pizarra blanca de un metro de ancho detrás suyo. Un gráfico de líneas hecho con marcador rojo tenía como eje horizontal los meses del año, que comenzaba en el primer mes de la presidencia, mientras el eje vertical indicaba el monto en cientos de miles de dólares. Encima, a modo de título, el lema: “Crecimiento económico interno”.
—Yo nunca fui docente, pero o sea, sé que me sé explicar muy bien —arrancó el presidente—. Digamos, no por nada, la gente eligió al primer economista presidente de la historia. O pregúntenle acá al vocero a ver si no lo alecciono todos los días.
Todos se rieron condescendientes, salvo el vocero, que sonrió incómodo al ser el objeto de la mirada de todos.
—Entonces, digamos. Esta variable, la del tiempo del gobierno, digamos que es más volátil. No sabemos cuánto puede durar, porque ustedes ya saben el asedio cotidiano de los kukas y que, y que… A lo mejor esto es una mandrilandia masoquista donde a la mayoría le gusta, digamos, que le metan todo el brazo hasta el hombro, ¿no?
Se repitieron las risas. El ministro de economía hizo la forma de un aro usando los índices y pulgares de sus manos.
—Yo voy a ir a fondo, aunque, digamos, me quieran voltear. Ahora, o sea, en la variable de dólares, verán que creció como pedo de buzo, como me gusta decir a mí —se rio mientras señalaba la línea que cruzaba el gráfico—. Primero vamos a ver lo que ya tenemos.
El vocero se acercó con otra pizarra móvil cubierta de velcro con pelotas del tamaño de un puño adheridas, cada tenía escritas palabras. El presidente se acercó a él y comenzó su performance acordada:
—¿Libra? —preguntó el vocero, que se alejó y sostenía un tacho de basura a modo de aro de básquet.
—¡Adentro! —contestó el presidente, que arrancó la pelota que decía “LIBRA” y la tiró al tacho del vocero.
—¿Discapacidad y jubilados?
—¡Adentro! —repitió el movimiento. Esta vez, la pelota rebotó en el cuerpo del vocero.
—¿Farmacia, bonos y dólares?
—¡Adentro! —gritó, pero erró, y el vocero se encargó de meterla.
—¿Campo y mineras?
—¡Adentro!
—¿Energía y combustible?
—¡Adentro! —celebró el presidente y abrió los brazos a su público, que comenzó a aplaudirlo—. Pero no alcanza esto. O sea, el otro día, vino Karina y me enseñó que podía en el mismo día tener una rentabilidad del diez mil por ciento anual con compra de oficial y venta en paralelo el mismo día. Ella sola se dio cuenta.
—Lo leí en un… —amagó a aclarar Karina.
—Es una genia —la interrumpió el presidente—. Ella se da cuenta dónde están, digamos, las verdaderas fuentes de crecimiento interno. Y ustedes tendrían que estar también… Porque, o sea, saben que somos generosos y repartimos con el que trae la propuesta.
—Pero si sumáramos la… La obra pública… —intentó a sugerir el ministro.
—¡No! —se desencajó el presidente—. ¿Vos querés, digamos, que termine preso? Váyanse de acá. Vuelvan con una buena idea. No queda tanto tiempo y hay que romper el techo del gráfico.
