Guido y Aurelio, padre e hijo, entraron en el departamento, y salieron uno para cada lado: Aurelio directamente a su pieza; Guido, al living a saludar a Natalia, su pareja, que tomaba mates y leía.
—Hola, amor.
—Hola, Gui. ¿Qué pasó tenía ganas de ir al baño? —dijo en clara alusión a Aurelio.
—No, volvió enojado.
—¿Del cumple? ¿Qué pasó?
—Sí, ni bien me saluda ya lo vi con cara de orto. Y cuando subimos al auto me dice “estoy de caliente” —porque a sus cortos siete años, todavía no le salía la erre. Guido vio el gesto de Natalia que le decía no querer ser parte de la burla a Aurelio (que a veces se ofuscaba por no poder hablar como el resto), y siguió, excusándose antes—, chiste, “re caliente”, dice. ¿Por qué?, le pregunto. Y contesta que estaban jugando al fútbol con una pelota como de goma, viste. Y parece que Santino estaba enojado porque es medio patadura, y por eso no quería jugar.
—¿Pero cómo sabe que es patadura si tiene siete años?
—No, mi amor, ya se sabe eso, más o menos. Podés ser malo de chiquito y mejorar, sí. Pero ya hay mejores y peores. Además ya cumplen ocho… Bueno, entonces después de un rato jugando, y que Santino estaba ahí al costado sin hacer nada, se levanta, agarra la pelota y la rompe toda. Encima lo quisieron parar Aure, Gastón, Lucio, y alguno más, y viste que Santino es más grandote, los cagó a piñas parece. Y cuando rompió la pelota ya ni valía la pena para ellos ir a pegarle, les cagó el cumple. Decí que cumplía la China y no le importa el fútbol, que si era un nene le cagaba el cumple.
—No, claro. ¿Pero qué le pasa a Santino? ¿A Aure le pegó?
—Un poquito. No fue grave, igual. Y a Santino, qué sé yo… Los padres son unos forros, ya sabés, para mí está falto de amor, o algo… Escuchate esta, le pregunto a Aurelio por qué Santino no quería jugar con ellos, a ver si lo habían marginado o algo, y me dice “porque es un ortiva” —lo imitó—, y me hizo reír. Te juro, me costó decirle que no diga así, fue muy gracioso el enano.
—Dios mío, estamos criando un barrabrava —se rio Natalia—. ¿Y después cómo siguió el cumple?
—Agarró la animadora y los incluyó a todos en un juego nuevo, pero a Santino no lo querían ni ver. Igual yo le dije que ya fue, viste, que no se quede caliente por eso, que la próxima lo amague a Santino con la pelota cuando la quiera romper. Pero que antes de jugar lo invite. “Del lado de los buenos siempre aceptamos a los que se quieran sumar”, le dije
—Y, no, por supuesto… Bien dicho.
