589. Conformidad ligera

25 de julio de 2025 | Julio 2025

—¡Andá, pollera! —le gritó Pedro a su amigo Manuel por la ventana del bar, cuando pasaba por la vereda después de que se retirara de la mesa que el grupo compartía porque, dijo, su esposa lo estaba esperando con una botella de vino, una serie y la cena para compartir en la cama.

Manuel no le contestó. Se limitó a mirarlo, levantar las cejas y envolver los labios dentro de su boca. Contestarle a Pedro solamente lo hubiera demorado.

—¿A vos te parece que este boludo haga siempre lo mismo? —le preguntó Pedro a Gabriel.

—¿Y qué querés? ¿Que se quede acá con tres chotos que no se van porque sus parejas les hinchan los huevos y no les dejan tocar un pelo? Por lo menos, el Manu se divierte con Bianca un rato, se da unos besos… —contestó Gabriel.

—¿Vos decís que cogen? —preguntó Gonzalo.

—Y sí, Gonza. No lo digo yo, lo dice él —aseguró Gabriel.

—Bueno, pero que lo diga él no te asegura nada… —negó Pedro.

—¿Para qué te va a mentir? —contestó Gabriel después de tomar un trago de cerveza—. Los hombres no mentimos con eso. Y tenemos todos el mismo problema: queremos coger todos siempre y solo algunos tienen la suerte. A nosotros tres no nos tocó la suerte, nos tenemos que alegrar por nuestro amigo y que él coja por nosotros.

Se hizo un silencio. Pedro y Gonzalo se miraron. Pedro hizo un gesto de descreído.

—Hay que asumirlo, muchachos —retomó Gabriel—. La vida después de los treinta y largos, salvo excepciones y el mundo gay, no coje porque sí. Hay que laburar, convencer y ahí, a lo mejor, hay premio.

—Estás generalizando. No es así —contraatacó Gonzalo.

—¿Cuándo fue tu última vez? —preguntó Gabriel.

—Octubre del año pasado —contestó Gonzalo.

—¿Ves, boludo? Hasta el mes te acordás. Y capaz que le festejamos el cumpleaños a tu última culeada —se rio Gabriel.

—Y vos, ¿qué? —acusó Pedro.

—Yo estoy en la misma mesa que vos, Pedrito… Gracias si Paula me da bola alguna vez cada tanto.

—Sí, yo… —empezó a confesarse Gonzalo—. A veces Juli me deja chuparle las tetas para que me haga la paja.

—¡Pero está bien, muchachos! —alentó Gabriel—. Es una muy buen resultado el que tienen ustedes. Hay gente que no tiene ni eso. Salud, muchachos. Por nosotros —brindó Gabriel.

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