562. Ni en cuotas

30 de junio de 2025 | Junio 2025

Gianna miraba su celular, tirada en la cama, con su cabeza apoyada sobre la panza de Daniela, que le acariciaba la nuca con la mano izquierda y la pierna con la mano derecha. Hacía tres años que convivían. Completaban su familia con Fofi, el perro, del que ellas habían elegido que fuera homosexual.

—Amor, ¿te parece que para mi cumple nos vayamos a Roma una semanita? —preguntó Gianna y le mostró, en la pantalla de su celular, una foto de una pareja comiendo frente al Panteón de Agripa.

Daniela abrió los ojos y sonrió.

—¿Cómo negarme? —contestó—. Saquemos los pasajes ahora.

—¿Vos decís? ¿Si esperamos a que nos entre la plata de los alquileres?

—Es lo mismo, Gi. Ya los saco, así ya lo tenemos y mañana busco alojamiento —sugirió Daniela y buscó en su teléfono. Hizo la operación y, cuando intentó realizar el pago, le dio rebotado por falta de fondos—. Uh, qué boluda —lamentó Daniela con una mano tapándose la cara.

—¿Qué pasó? —preguntó Gianna mientras se levantaba y se sentaba frente a Daniela.

—Me olvidé que doné como quinientas lucas a un hogar de niños enorme que se prendió fuego que… no sé, vi el videíto y me conmovió. Pero, claro, ahora no llego a pagar todo.

—¿Y en cuotas? —sugirió Gianna—. Yo tengo para poner mi tarjeta.

—No, tranqui. Voy a llamar para pedir que me devuelvan y listo.

—Te van a sacar cagando —se burló Gianna.

—A que no —desafió Daniela y buscó el teléfono. Marcó y la atendieron—. Buenas tardes, ¿qué tal?

—¿Sí? —contestó una señora al otro lado del teléfono, en altavoz.

—Hola, señora. Mire, yo vi el incendio que tuvieron de todo un sector y lo que habían perdido… terrible, la verdad. Quería saber cómo anda todo por ahí.

—Y… luchándola, como se puede, le confieso. Muy golpeados, pero sin dejarnos caer —la voz era dulce y añosa.

—Me alegro, esa es la actitud que corresponde —afirmó Daniela, empática—. Yo… ¿sabe que doné? Doné quinientos mil pesos a la cuenta, esta tarde fue, de hecho, le envié el comprobante por Instagram.

—Ah, muchas gracias, de verdad que nos resulta muy necesario…

—Claro, me imagino —interrumpió Daniela—. Mi usuario es @danielita.leona.libre, ahí lo puede ver en la conversación… El tema es que justo se cayó mi abuela y se rompió la cadera.

Gianna tuvo que ahogar la risa y, para no arruinar el plan de su novia, salió de la habitación.

—El problema es que la obra social no nos quiere cubrir los gastos de internación y la verdad que no tenemos otra opción que contar con esa plata… yo… me parte el alma, la verdad. Y me muero de vergüenza de pedírsela, pero…

—Le entiendo, señora. Le parece mucho y quiere gastársela para usted. Dígame su alias y ya le devolvemos.

—Gracias. Le paso el alias, ¿tiene para anotar?

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