—Bueno acá volvimos, con este escenario hermoso y una cancha llena, llenísima para disputar el tiempo suplementario, entre Argentina y Estados Unidos, después de un partido electrizante, en el que los muchachos de Argentina dieron todo para ganar, pero aún falta todavía más para ver quién se va a quedar con la deuda de hoy, querido Fortunato —saludó el relator.
—Así es, Marcelo. Mientras vemos a los equipos volver al césped para esta etapa, que se define por gol de oro, recordamos que Estados Unidos es el que más deuda ganó hasta ahora y la Argentina, de lograr su objetivo, podría acercarse un poco más.
—Si no es hoy, entonces ¿cuándo va a suceder, Argentina? Vamos, muchachos, nomás.
—Eso es verdad. La dupla de Toto, el mayor asistidor de la selección, y Javo, la nueva estrellita, es difícil de repetir —acotó Fortunato—. Eso sí, el Pato siempre estará en el arco.
—¿Querés pedir un préstamo con las tasas más altas del mercado? —sonó la voz del locutor—. ¡Vení a Libra Investments y llevate lo que quieras, sin tope! Lo que no puedas vos, lo pagarán tus hijos.
—Y ya se mueve la pelota sobre el pasto verde dólar de este hermoso estadio. La mueve Terminator en la mitad de la cancha, amaga al Congreso, nadie marca, pelotazo al fondo, la baja el Toto, repito nadie marca, centro a la cabeza de Javo está… ¡gol, gol, gol, gol! Se cae la tribuna, ¡ganó Argentina!
—¿Querés vender tu oro como el de este gol? Vení a Joyería Morgan y empeñá tus alhajas. Joyería Morgan, tradición en joyas ajenas.
—Qué golazo de Argentina para quedarse con este título, Marcelo. Este equipo, económico como pocos, pasó como si estuviera en su casa, un pase profundo, nada de marcas, casi entregado Estados Unidos, un pase exquisito, a la cabeza del delantero y un golazo que permanecerá en la memoria de los argentinos para el resto de la historia —analizó Fortunato.
—¡Histórico, Argentina! ¡La historia la hacen los grandes! Te digo, es sin dudas tan importante como el mundial de Qatar. Esta deuda se festeja a lo largo y ancho del país. Miles de argentinos abrazados igual que en la cancha.
