376. Como si estuviéramos en guerra

21 de diciembre de 2024 | Diciembre 2024

Estaba en la fiesta con mis amigas, rompiéndola toda, estaba perrísima, bailando que atraía hombres y mujeres. Yo sé que tengo buen lomo, pero no sé si fue la ropa o el maquillaje, pero estaba que me podía elegir al flaco que quisiera. Y, como me pasa siempre en los buenos momentos, por tal o cual cosa, la cago.

Le dije a Mica que me acompañara al baño y a comprar un par más de tragos. Hice pis y después, cuando me miraba en el espejo para ver si estaba todo bien, veo, atrás, como en la oscuridad, una señora, que tenía abrazada la cartera como si tuviera todos los ahorros de su vida. Rígida como una estatua y en una actitud de desconfianza.

Se la señalé a Mica para ver si la ayudábamos o le preguntábamos si necesitaba algo y ella me dice “no, boluda, está bien la vieja”.

—No es tan vieja —le digo yo, fuerte como para que me escuchara entre todo el quilombo, pero no tanto como para que escuchara la señora—. Mirá si necesita ayuda, si está perdida…

—Debe haber venido a acompañar a la sobrina y la dejó tirada acá, Dani, no jodas. Vayamos a bailar —me contestó ella, gritando.

—Dale, Mica, le preguntamos nomás. Es un toque, vení —resolví yo y la arrastré. Me acerqué sonriendo y le busqué la mirada—. Hola, ¿cómo está, señora?

La señora me miró, desconfiada, sin decir nada.

—¿Necesita ayuda? —le pregunté y le acerqué una mano al hombro.

—¡Fuera, negra! —me gritó ella, y se movió para atrás el poquito espacio que quedaba hasta la pared del baño.

Yo me quedé de cara. No me esperaba ni en pedo que me dijera así. Aunque era una señora, tenía cara de buena. Bah, creo, qué sé yo. Además, aclaro, no soy negra, negra.

—Boluda, vámonos, dejala a esta vieja forra —me dijo Mica.

—Debe estar perdida, amiga… es como con los perritos. Se asustan —le dije a Mica y volví a la carga—. ¿Señora, usted vino a acompañar a alguien?

—Salí, negra de mierda porque te mato —contestó toda enfurecida y mostrando un puño cerrado.

—¿Y ese tatuaje? —saltó Mica de atrás cuando le vio el brazo a la señora—. ¿Sos nazi, vieja del ortro?

—Pará, Mica, debe ser budista. La esvástica es también algo así —le contesté yo y justo ahí la vieja conchuda le revoleó un carterazo a Mica por la cabeza.

—Eh, la re concha de tu madre —saltó Mica y, sin dudarlo, le metió un roscazo.

—¿Qué le pegás a mi amiga, vieja hija de puta? —le grité yo y le entramos a dar por todos lados a la vieja entre las dos.

Al final, nos sacaron de la fiesta. Un garrón, nos la re perdimos. No sé qué se habrá quedado haciendo la vieja ahí, pero que se la pusimos, se la pusimos.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.