La Organización Internacional por la Biodiversidad Acuática había impulsado para este año un proyecto sumamente relevante para su propia agenda. La creación de parques temáticos encargados del estudio de las estrellas de mar, un ser vivo sin peligro de extinción, podía dar lugar a hallazgos de nuevas propiedades que resultaran útiles para combatir diversos aspectos del calentamiento global.
De allí que la propuesta se realizara a la Argentina, país cuya superficie marítima supera el millón setecientos mil kilómetros cuadrados. Es cierto que no abundan las estrellas de mar en dicho territorio pero la suma de las posibilidades por la extensión territorial y el desarrollo científico de excelencia le daban al país la conjunción de factores relevantes para aplicar al proyecto.
El presidente ya se había contactado con el hombre a cargo de la agencia intergubernamental para facilitar el proyecto y el arribo de los pocos fondos que se destinaban a tal efecto. Para preparar el escenario, viajó a cada lugar donde se instalarían las bases en las cuales se instalarían los encargados de los estudios.
El proyecto comenzó con total normalidad y un impulso extraordinario por parte de quienes lo ejecutaban. En pocas semanas, los resultados superaban las expectativas y ya se publicaban en medios nacionales e internacionales con títulos grandilocuentes.
Para desgracia del proyecto, a las pocas semanas de comenzado, otra medida tomada por el gobierno fue causa de un duro revés: gracias a las reformas respecto de la ley de tierras, de la ley de manejo del fuego y de la ley de bosques, los pulpos inmobiliarios (muchos de ellos extranjeros), adquirieron tierras de bosques de Tierra del Fuego, Chubut, Río Negro y Buenos Aires, en las cuales hubo tala e incendio de los bosques nativos. Fueron semanas de trabajo imposibilitado debido a tanto humo en las bases de esas provincias.
Pasada la humareda, los científicos y sus colaboradores retomaron las tareas suspendidas. Pero apenas lograron mantener el proyecto un par de semanas hasta que las pesqueras, con el mar liberado, empezaron a utilizar nuevos métodos al mismo tiempo que intensificaban la extracción del producto que explotaban a niveles exorbitantes. Entonces se tornó más difícil encontrar alguna estrella de mar en las zonas evaluadas.
Para coronar el escenario, tantas libertades a la explotación minera contaminante y carbonífera en Chubut y Santa Cruz, y la petrolera off shore en buena parte de la costa, provocó semejante contaminación en el mar argentino que resultó imposible encontrar alguna puta estrella de mar. Ante tamaño desastre, el proyecto de estudio que al presidente le resultaba tan atractivo quedó imposibilitado y cancelado.
