297. Gemelo malvado

3 de octubre de 2024 | Octubre 2024

Cuando entré a trabajar en la empresa y conocí a Wenceslao no me esperé la pesadilla que me hizo vivir. El primer día pensé que era copado, porque se acercó a hablarme, a mostrarme un poco cómo se manejaban cuestiones de la empresa, me contó dónde quedaba cada oficina, y me dijo que, si necesitaba algo, le avisara.

Al otro día me enteré que era sobrino de uno de los dueños, y me avisaron que se creía jefe. Él trabajaba en el área de legales, que quedaba cerca de mi escritorio; yo veía que me miraba cada tanto, sin disimular.

Yo estaba soltera y él no es que me gustaba tanto pero… qué sé yo, no soy de decir que no, creo que cualquiera puede tener un encanto oculto que me fascine. Me invitó a salir y fuimos a tomar algo. Me hizo pagar a mí, dijo que no tenía plata.

Después fuimos a casa y entramos a chapar. Sacó algo para fumar y yo confié. No me acuerdo de nada más, hasta el otro día, cuando desperté desnuda, atada a la cama, sola, abusada. Me costó desatarme mientras lloraba. Hasta me había robado de todo. Un hijo de puta.

No fui a trabajar, le conté a mi jefe lo que había pasado y lo denuncié en la comisaría. Cinco días más tarde, me avisaron que lo habían echado, un poco por lo mío, otro tanto porque parece que nadie lo bancaba, que laburaba mal.

Si hubiera tenido plata, no pisaba más esa oficina, pero como me contuvieron bien y me ayudaron, me quedé, aunque buscaba otro trabajo al mismo tiempo. No quería tener el trauma en la cabeza día tras día en ese lugar.

Al final, me hice muy amiga de las chicas, que me bancaron a pleno y se convirtieron en una fortaleza indestructible para mí. Así que dejé de buscar trabajo en otro lado.

Habrá pasado cosa de un año y pico, cuando apareció Estanislao. Me avisaron el día anterior, para que supiera que iba a trabajar una persona igual a Wenceslao, pero que no era él, sino su hermano gemelo.

Estanislao ya estaba al tanto de mi historia y, el día que empezó, se acercó a mí para presentarse y decirme que él era el gemelo bueno, que no era como su hermano. Fue muy fuerte para mí. Lo veía y era igual.

A fuerza de chistes, ayudarme con mi trabajo y cebarme mates, logró caerme bien después de meses. Hasta que un día me invitó a salir. Lo dudé mucho. Pero él no tenía la culpa del hermano que tenía, y hasta le tiraba tierra. Decía que se llevaban mal.

Acepté. Qué boluda. Era otro forro. Está bien que no me drogó ni me violó, pero tenía una forma de imponerse en todo… un manipulador asqueroso. Sobre todo en lo sexual, me hizo hacer cosas que no quería. Y también me afanó. En cuestión de semanas se fue llevando cosas “prestadas” que nunca devolvió. Una familia de hijos de puta.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.