280. Medidor de reclamos

16 de septiembre de 2024 | Septiembre 2024

Después de la última gran traición de la cúpula sindical, el gobierno logró limitar la protesta laboral a los ítems incluidos en su nuevo Sistema Digital de Reclamos. En dicho sistema ingresaba todo tipo de demanda en la que se viera involucrado el Estado, de la índole que fuera. En caso de ser aceptado por el algoritmo, el asunto llegaba a alguna persona de la oficina que debiera tratarlo.

Despojados de sus armas, los dirigentes sindicales debían llenar un formulario en el cual realizaban sus solicitudes, que iban desde el aumento salarial, hasta una miserable mesa de diálogo.

Desafortunadamente, de todos los reclamos de índole laboral que pudieran realizarse, el sistema rechazaba el noventa y cuatro porciento. De acuerdo a la nueva ley, era necesario aprobar el filtro del Sistema Digital de Reclamos, como paso previo para ejercer el derecho a la protesta. De lo contrario, la misma sería ilegal.

A su vez, el algoritmo tenía cargadas respuestas automáticas que parecían salidas de galletas de la infortuna: “si tienes para comer y dormir, no exijas más a la vida”; “confía en el gobierno, vendrán mejores tiempos”. Eso era lo único que los dirigentes sindicales tenían como respuesta a sus trabajadores.

Por el contrario, el sistema solía tener buena aceptación por los reclamos relacionados a impuestos a los bienes personales, pago de cargas sociales y retenciones agropecuarias, entre otros. Esos pasaban el filtro en todos los casos, salvo en aquellos en que la redacción se realizaba en otro idioma.

Pero, como los pocos humanos restantes en las distintas dependencias estatales tampoco hacían lugar a todos los pedidos, los reclamantes podían ejercer su derecho a la protesta sin ningún problema.

De esa manera, la protesta social se vio habilitada nada más que para los sectores ricos de la sociedad, a los que se les permitía el corte del tránsito con custodia policial. En cambio, cada vez que un grupo de trabajadores pisaba el asfalto, una horda de policías armados se encargaba de pedirles la autorización haciendo uso de sus no tan letales armas.

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