Ariel era el verdulero del barrio. Se había ganado la fama de bocón por tener siempre la respuesta precisa que le hiciera quedar bien con sus clientes y vecinos. Y, aunque intentara, no podía evitar hablar por demás. Hablaba hasta cuando nadie le pedía que lo hiciera, a riesgo de perder clientes. Sin embargo, por una cuestión de cercanía y que en la zona no había tantos lugares para ir a comprar, el barrio no tenía otras opciones.
Uno que se prestaba para su charlatanería era Rafael, el portero del único edificio de la cuadra, que cada vez que se acercaba a comprar, paraba a intercambiar opiniones.
—Qué jodida está la mano, viejo, eh —dijo Rafael después de pagar su compra al mismo tiempo que señalaba con la cabeza las moscas sobrevolando las verduras viejas.
—¿Qué jodida, qué? —contestó Ariel.
—No, que… no viene nadie a comprar. O vienen poco. Yo veo a las viejas que antes pasaban con la bolsa llena de tu mercadería y ahora…
—Ahora igual —Ariel levantó el hombro derecho—. Si a mí me siguen comprando lo mismo.
—Dale, Ariel… —Rafael invitó a la honestidad—. Yo veo acá… La cosa está mala. Fea. No hay un mango. Las viejas…
—A mí me vacían la verdulería todos los días, Rafa. Fruta y verdura, me la limpian. Las jubiladas son las que más compran. Andá, preguntale a Fernando, que te diga cómo le saquearon toda la carne el sábado.
—Arielito —saludó Marcelo, puntero arreglado con el gobierno, justo después de entrar a la verdulería—. Te saco un kilito de naranja, papá. ¿Cuánto es? —preguntó mientras agarraba más de un kilo, casi dos.
—Nada, nada, Marce. Llevá.
—Gracias, Arielito. Tomá, te dejo acá lo de este mes —y apoyó un sobre lleno sobre los tomates hongueados—. Nos vemos —Marcelo levantó una mano en el aire y salió.
—No me digas que estás arreglado con este chanta —dijo Rafael, con tono de indignación—. ¿Vos no habías hecho campaña para los otros?
—Y pero mirá ahora lo bien que estamos, Rafa, esta gestión es un éxito total.
—Dejá, mirá, me voy porque si no le tengo que dar la razón al barrio entero. Que te vaya bien… Arielito.
