272. Bombas de papa

9 de septiembre de 2024 | Septiembre 2024

Jamás pensé, cuando tomé la decisión de dejar de comer cane, que la búrguer spicy de portobellos y el green detox de Green Eat me pudieran generar tanto quilombo. En su momento lo hice porque me daban pena las vacas, ellas ahí tan… qué sé yo. Ahora ya no sé quién es peor, si las vacas o los vegetarianos.

Ese jueves a la tarde tenía un hambre que no podía más. Salí del trabajo a eso de las tres, y tenía un bache antes de entrar a la facultad. Me podía haber juntado con Emilia, es verdad, pero no tenía ganas. Y, aunque no suelo mandarme sola, preferí ir a comer. O casi.

Cuando estaba pidiendo vi que una chica de la cocina, encargada de armar los sanguches, miraba raro hacia el salón. Pensándolo ahora, debe haber sido ella la culpable…

Después de pedir, me senté en una mesa a un costado, un poco arrinconada. Desde ahí podía ver todo. Levanté el pan que cerraba el sánguche y, mientras le ponía kétchup, se empezaron a escuchar voces alborotadas afuera del local.

En un segundo entró una patota de chetos armados con palos que empezaron a reventar el Green Eat: dieron vuelta las mesas, rompieron espejos y vidrios, incluso a un señor que se levantó para detenerlos le partieron la cabeza.

Ahí se pudrió un poco, y otros se levantaron también como para frenarlos, pero eran quince pendejos descerebrados de gimnasio con sus palos al grito de “veganos de mierda van a correr”. Imposible. Se mandaron también directo al mostrador y entraron a darle murra a los empleados.

En cuestión de tres minutos el local estaba destruido, con clientes y empleados golpeados y, para peor, llegó la policía que, en vez de detener solo a los pibes, nos llevaron a todos. Así como si fuéramos delincuentes.

Hasta entrada la noche estuve en la comisaría. Ahí la policía hizo correr la bola de que los pibes tenían el dato de que los empleados del local habían armado la bomba que fue a la Rural. Por eso digo que debe haber sido la que miraba raro.

Pasé toda la tarde cagada de hambre, encerrada en el calabozo, ni siquiera pude probar el sánguche y tampoco me devolvieron ni un peso de la compra. La próxima vez que tenga hambre me voy a ir al McDonald’s.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.