230. Seductor chamuyero

29 de julio de 2024 | Julio 2024

Esas noches eternas, frías, de fantasías alimentadas a base de pornografía para algo de placer hasta conciliar el sueño se habían vuelto tan duras que Miguel se había cansado al punto de verse obligado a recurrir a una aplicación de citas. A pesar de haberse descripto como un adicto y experto en juegos de computadora, logró convocar la atracción de una mujer, Lourdes, con la cual quedaron en juntarse para ir a tomar algo.

Luego de idas y vueltas para definir el lugar y el plan, definieron encontrarse después del trabajo, en un carísimo bar de Recoleta que excedía lo que ambos podían pagar. Miguel lamentó por dentro haber escrito en el chat que él invitaba. Pero, pensó, que tal vez eso es lo que vale un polvo.

Se preparó como pudo: intentó ocultar su calvicie, su panza y alguna cicatriz en el rostro, al mismo tiempo que intentaba destacar la prolijidad del recorte de su barba.

Él llegó primero, y estaba a punto de irse del bar cuando veía que Lourdes no llegaba y tampoco contestaba sus mensajes. Fue ahí que ella apareció. Casi igual que en las fotos, aunque bastante más baja de lo que esperaba.

—¡Qué lindo lugar! —sonrió ella—. No lo conocía.

—Sí, ¿viste? Se lo conseguí yo a un amigo —mintió para sorprenderla.

—¿En serio?

—Sí, sí. Lo estaban por demoler y yo hice el contacto, moví un par de fichas y lo conseguí. Emmanuel, eh… —detuvo sus palabras para pensar— Ginóbili, se llama. No sé si lo conocés —sonrió canchero.

—Me jodés. ¿En serio es amigo tuyo? —Lourdes abrió los ojos.

—De mis mejores. Un tipazo. Y siempre que me ve me agradece por haberle conseguido esto. Es tremendo el lugar. Yo le recomendé el estilo también.

—¿Y de dónde lo conocés? —se intrigó ella.

—De la vida… —levantó los hombros—. Tengo un montón de amigos así. De hecho, Emma es de los menos famosos, te digo —hizo una mueca de desprecio para restarle importancia.

—Mirá vos, no te puedo creer. Si agarro tu celular y me fijo los contactos… —Miguel temió tener que exhibir pruebas, pero volvió a respirar cuando Lourdes siguió la frase y entendió que, en realidad, no quería ver sus contactos— ¿a quiénes más me voy a encontrar?

Miguel vio su oportunidad de fanfarronear como nunca antes, a ver si de esa manera se garantizaba cortar el celibato:

—Mirá, tengo a Ricardo… Darín, por supuesto. Internacional tengo una grosa top mundial, Taylor Swift, que nos conocimos ahora cuando vino. Cenó en casa, todo. Un amor la chica.

—¡No te puedo creer! La amo —contestó Lourdes con una mano en el pecho.

—Y tengo también al más groso de todos los tiempos… Dios lo tenga en la gloria al Diego. Pero bueno, ya no está con nosotros —fingió compungirse cuando, en realidad, siempre lo había despreciado.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.