186. Piantao, piantao

14 de junio de 2024 | Junio 2024

¿Un qué? No, pero si esto no fue un golpe de estado ni por asomo. Mirá, yo hace más de cincuenta años que estoy acá parado. Veo todo. Es verdad, veo nomás que para un lado y siempre el mismo: hacia la plaza desde la esquina de Callao y Avenida Rivadavia, pero todo eso lo veo perfecto. Mi señora es la que está en la vereda del Congreso, yo en la vereda de la Confitería del Molino; nuestros hijos son los de mitad de cada caño; y nuestros nietos son los peatonales, tan simpáticos con sus dos únicas luces cuadradas.

Si me preguntan a mí diría que no fue un golpe de nada. Si hasta vi tirar piedras a los que después detenían gente. Y siempre hay alguno que otro que se prende en la gresca porque tendrá bronca, no sé. Nosotros entre los nuestros nos comunicamos, somos como una familia enredada enorme. Si tenemos un ojo encendido vemos y compartimos. Si nuestros ojos se apagan, no vemos nada.

Nuestra visión empeora cuando nos rompen algún ojo. Por eso somos pacifistas. No nos gusta la violencia, porque siempre puede salir uno lastimado, con un ojo menos. Y también nos hemos llevado balazos de goma que, uno imagina que la abolladura al semáforo no le hace nada, pero es dolorosísima.

Yo creo que es culpa del gobierno. Si la gente estaba tranquila antes. Digo que cuando no hay policías la cosa está bien. Cada vez que veo gente acá junta, sin policía, no pasa nada. Cuando vienen las mujeres por sus reclamos, o los jóvenes a los festivales… sin ir más lejos los tres mundiales que vi acá, y eso que en uno gobernaban los bravos, pero nunca hubo lío. Si hasta en el último festejo dejábamos a la gente treparse a nuestros caños.

Yo mucho no entiendo, pero me imagino que acá al lado, deben hacer cosas que a la gente no le gustan, porque se ve que hay violencia cuando vienen a reclamar, que si no, la policía no viene, o no así de equipados. Cuando llegan esos, siempre hay espectáculo.

Cuando empezó el humo blanco, no pude ver bien, pero cuando se armó, se veía que le tiraban mucho a la gente. Y más allá, también, donde mi vista no llega, me informaron que estuvo picante. Yo estaba asustado porque tengo un primo en la Avenida 9 de Julio que ya le habían sacado un ojo una vez, y no quería que le tocara de nuevo, pobre. Por suerte no pasó y los semáforos estamos todos bien, garantizando el tránsito libre de la gente, como debe ser.  

Nunca entendí de qué se trata todo esto de la política, pero lo que puedo asegurar es que al que diga que esto fue un golpe de estado, a lo mejor, yo le doy tres luces celestes mientras ve la luna rodando por Callao.

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