176. Cortamos fiambre del cuerpo

3 de junio de 2024 | Junio 2024

Quedaban pocos caníbales en el país. Hermes Duré, habitante de una comunidad oculta descendiente de los chandules del Paraná en la cual aún se practicaba la antropofagia, fue designado presidente mediante el sistema de selección de gobierno, algo así como un sorteo entre todos los habitantes. Era evidente que no pasaba un psicotécnico, pero, ante el acuciante problema del acceso a alimentos, se le permitió ocupar el cargo para que presentara propuestas novedosas.

Duré no entendía cómo la comida viajaba diariamente en transporte público y aun así había hambre. Pensaba que solamente había que esperar a que estuviera en condiciones de comerse y listo. Para acelerar el proceso, como Duré no quería cometer delitos como el homicidio, decidió cortar la entrega de alimentos no humanos. Pero lo único que provocaba eran reclamos de quienes no entendían su idea. El escándalo creció y Duré fue consultado al respecto en una entrevista en radio:

—Presidente, por el tema de los alimentos que le están reclamando, ¿cree que se aproxima una solución?

—Mirá, Pablo, vos sabés que esto es un tema muy complejo. Desde que me sortearon presidente, en cuanto me enteré de todo lo que pasaba en el país quise encontrar la solución. Por eso en un primer momento averigüé por todos los cuerpos almacenados que hay en cementerios, pero me dijeron que no estaban en condiciones de consumo.

—Claro, presidente, es que las personas no comen personas…

—¿Cómo que no? ¿Y yo qué soy? ¿Acaso no soy persona? —al presidente se le notaba el enojo en la voz.

—No, sí, es persona… Pero un poco…

—Bueno, lo soy —interrumpió para sentenciar—. Me he comido a mi hermana y no veo ningún problema en ello… Nosotros ahora estamos con esta situación, e intentamos con la ministra, a la cual atacan sin motivos, generar más recursos alimenticios. Pero si la gente no se muere, se hace verdaderamente más difícil…

—¿Cuánta gente calcula que se tiene que morir para que se resuelva el problema? —preguntó Pablo con naturalidad.

—Yo tengo la receta de mi abuela en casa. No me pude poner a hacer los cálculos todavía… pero pronto lo vamos resolver.

—¿Por qué piensa eso?

—Me dijeron mis ministros que desde la oposición nos iban a ayudar. Que pronto nos iban a tirar un muerto… espero que sean más, así podemos repartir mejor. Usted sabe que yo no soy Jesucristo, no puedo multiplicar los fiambres —y se rio.

—Perfecto, presidente, gracias por traerle tranquilidad al pueblo con sus palabras. Pasemos ahora a un tema más… álgido. ¿Qué le pareció el arbitraje del clásico el finde pasado?

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