86. Medios de desinformación

12 de marzo de 2024 | Marzo 2024

Ramiro entró al cuarto de su amigo a los tumbos, y cerró la puerta a su espalda de un portazo. Daniel, sentado frente a la computadora, apenas si llegó a cerrar las páginas porno, aunque no sintió vergüenza, habían sido tantas veces que se habían encontrado entre sí con las manos ocupadas, que ya casi no importaba. Sin ir más lejos, dos días antes, Daniel había enganchado a Ramiro en la misma situación, o incluso más comprometido.

Ramiro, todavía con el uniforme del colegio, revoleó su buzo contra una pared y se sentó en la cama de Daniel antes de anunciar:

—¡Boludo! ¡No lo puedo creer! ¡Estamos en el top tres del mundo! —gritó con las manos levantadas a la altura de su cabeza.

—¿En serio?

—¡Sí, boludo! Oh, my god, Dani. Dios bendiga a nuestro país —Ramiro asentía para acompañar su sonrisa.

—¡Dios lo bendiga! ¿Y top tres de qué?

—De cosas de macroeconomía y eso —Ramiro revoleó una mano al aire como si no importara.

—Menos mal, así le va a re caber a los que dicen que ahora estamos peor —festejó Daniel.

—Sí, oh, my god —contestó Ramiro y se dejó caer en la cama—. ¡Qué asco! —gritó y se levantó como propulsado por un resorte—. Está toda tu chele acá, sucio.

—¡Mentira! —contestó Daniel mientras, desde la silla, estiraba el cuello para ver si Ramiro decía la verdad.

—Igual, en algo la gente que dice que estamos mal por ahí no está tan equivocada… Hay algunos que cobran cualquier cosa. El otro día se me rompió un joystick y el nuevo sale re caro, creo que lo tengo que pedir para mi cumple —completó Ramiro con una mueca menos feliz.

 —Sí, es verdad… Pero lo bueno es que si estamos top tres ya vamos a levantar de nuevo y los joysticks van a estar re baratos —intentó consolarlo Daniel—. ¿Sabés qué escuché? —dijo con voz más emocionada y abrió bien grandes los ojos.

—¿Qué? —contestó Ramiro con algo de intriga.

—Parece que lo van a resucitar a El Diego Maradona — Daniel levantó los brazos por encima de su cabeza.

—¿A El Diego Maradona? —contestó Ramiro, exultante.

—¡Sí! ¿Qué locura, no? Más de veinte años hace que se murió. Vamos a poder verlo jugar y todo.

—¿Cómo te enteraste?

—En la cuenta de InfoFulbo.

—Mandame la publicación que voy a postear que El Diego Maradona va a venir a cenar a mi casa.

—¿En serio? ¡Tremendo, Rami! ¿Puedo ir? —Daniel, con sus dos manos, agarró una de su amigo, como si así el pedido fuera más intenso.

—¡Obvio, Dani, ya estabas invitado! —contestó Ramiro mirando su teléfono listo para preparar la publicación y Daniel, buscando el suyo, festejó en silencio como si fuera un gol.

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