Primer acto. Orlando Gazzaniga, dirigente sindical de primer orden, se baja de su camioneta Volkswagen modelo 2025 en la puerta del ministerio, segundado por dos de sus laderos más fieles. Otros dirigentes de su talla también estaban convocados y habían llegado apenas minutos antes.
La prensa, amontonada en la puerta, le cortaba el paso y lo obligaba a reducir el paso, apenas lo suficiente como para sacarle alguna declaración.
—¿Cómo ven la negociación? —preguntó un periodista.
—Estamos dispuestos a mejorar el trabajo de todos los argentinos, pero no aceptamos ni un paso atrás en cuanto a los derechos de los trabajadores —contestó Orlando mientras esquivaba periodistas.
Segundo acto. En la mesa de negociaciones había seis hombres a cada lado de la mesa. El ministro le revoleó el proyecto de ley a Orlando. Un abogado lo asesoró al oído para interpretar cada modificación que proponía la reforma.
—Esto te sale cuarenta palos rúcula —cotizó Orlando, alejando de su cuerpo el proyecto con un manotazo—. De ser posible, en fajos nuevos.
—Les damos cien. Y la militan —contestó el ministro, agachado hacia adelante.
Tercer acto. Sin haber estado reunidos siquiera veinte minutos, los dirigentes sindicales salen de la reunión en conjunto del ministerio, pero solamente Orlando se detiene a dar declaraciones.
—¿Hubo algún punto de acuerdo? —le preguntaron.
—Por supuesto que coincidimos en que al país se lo saca adelante trabajando, que es lo que hace falta en esta época. Nosotros como conducción sindical nos comprometemos a que los trabajadores den el cien por ciento de sus posibilidades. Sin lugar a duda.
—¿Entonces están a favor del proyecto?
—No. Es evidente que nosotros no estamos a favor y por eso vamos a llamar a un paro preventivo de ocho horas en rechazo a esta reforma —contestó Orlando, lento, deteniéndose a pensar cada palabra—. Pero también debemos aceptar que la gente votó a este gobierno y tiene derecho a orientar el rumbo del país.
—¿Tiene fecha para el paro anunciado?
—Es muy probable que sea el primero de enero, de modo que se entienda que el mensaje que daremos es que el año que se viene será de lucha en defensa de los compañeros trabajadores —aseguró Orlando, serio.
