Fue una noche, en los camarines del último recital, cuando Andrelo le sugirió a Micky que, si quería, podía intentar dejar la música de un lado, y dedicarse a la política. “Veo que tenés sensibilidad especial por esas cuestiones”, agregó, “y que a la gente le gusta tu estilo”. Esa noche, Micky se tomó todo lo que pudo, pero nada lo llenaba.
La tarde siguiente despertó a causa de una resaca espectacular y los ladridos de su perro Adolf, que exigía salir al baño. Micky peinó su pelo hacia un costado y también su pequeño bigote centrado en los límites de la nariz.
Salió a la calle y Adolf fue directo a hacer pis contra el pequeño rancho que un indigente tenía en la puerta de un comercio abandonado. El indigente, que estaba a metros, volvió rápido para pelearse con Adolf.
Le lanzó una patada y Adolf luego le mordió la pierna. Se trenzaron en una revoltosa batalla mientras Micky, desde un costado, alentaba a su perro gitando “matalo, dale, hacelo mierda”.
Cuando fue entrevistado, después de que se difundiera en redes el video de la pelea humano-perro, Micky dijo que estaba harto de este país y de que las cosas fueran así. Que, de una vez por todas, había que cambiarlas.
—¿No puedo salir tranquilo a pasear a mi perro por el barrio? —preguntó al notero, dándole el perfil a la cámara—. ¿A vos te parece que por culpa de algunos que evidentemente no están bien como para votar tengamos que pagarlo todos?
—¿Y cómo lo solucionarías Micky? —preguntó el notero.
—Que no puedan votar más las personas que evidentemente eligen candidatos que nos llevan a esto —contestó abriendo los ojos.
—Pero es más o menos medio país, Micky. ¿No te parece algo antidemocrático? —atacó el notero.
—No te voy a permitir —Micky levantó el índice y el mayor pegados, cerca de su hombro—. ¿Sabés todo lo que hago por esta gente? ¿Sabés que estuvimos haciendo cursos para enseñarle a la gente qué elegir en las elecciones?
—No, la verdad…
—Ah, ¿viste? Por eso aprovecho para anunciarte que voy a ser candidato a diputado nacional por el Frente Antipopular Conservador Argentino.
—¿Vas a dejar la música?
—Siempre voy a hacer pop. Pero ahora lo voy a hacer desde la política —contestó Micky y saludó con el brazo recto a un vecino que pasaba por enfrente.
—Me debés un colchón la concha de tu madre —apareció a puro grito el indigente.
Micky abandonó el móvil y salió corriendo para el otro lado.
