577. ¿Y si esta semana te toca a vos?

15 de julio de 2025 | Julio 2025

Ni bien los vi que los pibes del Rififí se bajaron del colectivo, empecé a sentir un calor que casi me ahogaba adentro de ese traje de Peppa Pig. Ellos todavía no me habían visto, pero no tenía chance de zafar. Me convenía quedarme ahí, parado en la puerta del Nine, antes que salir corriendo y que me persiguieran para agarrarme en un lugar sin gente.

Ellos habían sido amigos míos en el barrio. Eran los guachines que andaban todo el día en la calle. Uno con más quilombo que el otro: padres faloperos, chorros… hasta putas.

El Kevin tenía una mamá travesti que se prostituía. Nunca entendí si era el papá que se había cambiado de equipo después de tenerlo a él o si era la novia del papá, pero eran tres vergas en una casa.

Yo los había juntado a todos y habíamos armado una bandita. Robábamos boludeces, comprábamos algo para tomar o para fumar y siempre algún quilombo teníamos.

La clásica era ir al Nine y ahí siempre aparecía algo para hacer. Hasta una vez la Brenda se la chupó en el baño a un viejo y ganó un montón de guita. Nos invitó las hamburguesas a todos y yo, por ser el líder, me compré un conito de helado.

Cada vez que veíamos que había un boludo disfrazado para los chicos… podía ser el Hombre Araña, Barney, Peppa… nosotros íbamos y lo fajábamos ahí nomás. Una lluvia de piñas y patadas, y antes de que llegara el de seguridad ya estábamos a una cuadra.

Cuando mi primo falleció en el accidente yo tenía dieciocho. Ahí me agarró mi tía por parte de padre y medio que me adoptó. Me agarró de los pelos y me metió en la casa. Era dura. No como mi vieja, que siempre fue dura de falopa, esta era dura de madre.

Casi que me tuvo secuestrado en la casa. Ni le dijo a mi vieja y, hasta donde sé, ella tampoco preguntó. Ahí me hizo un clic la cabeza. Como que hiciera lo que hiciera, a ella nunca le iba a importar.

Un día viene mi tía y me dice “te conseguí laburo”. Era de repartir volantes disfrazado en la puerta del Nine. Al principio me reí y dije que ni en pedo.

Pasaron dos días que mi tía no me dio de comer, solo agua; mientras ella chupaba birra, comía papitas, hasta un Branca con Coca se tomó la guacha y no me convidó una mierda. Me dijo “si querés comer, andá a laburar”.

Así que arranqué a trabajar y a los pibes no los vi más como por tres meses. Alguna vez vi al Kevin por la ventana, pero nada más.  Hasta que vinieron al Nine.

Yo sabía que tenía que pegarle primero a Jonás, que era el más fuerte, pero si me plantaba me iban a echar. Y si blanqueaba con los pibes que era yo, me iban a cagar a palos hasta la casa de mi tía.

No dije nada y me puse todo duro. Para cuando llegaron ya estaba todo chivado abajo del traje. Me dieron como para que tenga y me sobre. Ahora pegaban más fuerte que cuando andaban conmigo, pero, por lo menos, no se dieron cuenta de que era yo.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.