533. Fluyen las ideas

30 de mayo de 2025 | Mayo 2025

Ulises se había metido en la escritura narrativa casi de casualidad, esa tarde de verano en que su amigo Lucas, que escribía en una revista de una organización política de barrio, le pidió que lo cubriera y bajara a un texto la idea que él tenía, aunque le faltaba tiempo para escribirla. Ulises aceptó la propuesta a cambio de unas birras invitadas.

Le salió algo bueno —más por simple que otra cosa— y, de ahí en adelante, no dejó de escribir. En un principio, a los tumbos, como si estuviera con los codos: ilegible 

Con el tiempo, y después de algunos textos que le había gustado escribir, decidió arrancar taller de escritura. Encontró un bohemio borracho que podía tenerlo de aprendiz. A Ulises le dio seguridad quetuviera cinco libros publicados.

Con ese incentivo, Ulises empezó a escribir cada vez más, al mismo tiempo que sus ganas aumentaban. Incluso se animó a mandar cuentos a concursos en los que perdió, a pesar de confiar en que sería miembro del podio.

Todavía no podía decirse que era un escritor al que se le entendiera todo lo que producía ni tampoco le salían siempre los giros narrativos que intentaba plasmar en sus historias. Sin embargo, paso a paso, se metía en el mundo de la literatura.

—Estoy con un cuento ahora que no le agarro bien la vuelta —confesó Ulises en su taller.

—A ver —Bernardo lo invitó a que le contara.

—Es básicamente un pibe que está yendo en año nuevo a tomar un vino con sus amigos, pero en el camino se encuentra un linyera y se queda tomando el vino con él… Es en Flores —agregó Ulises.

—Ajá… —acotó Bernardo con la cabeza ladeada.

—No, eso tengo, nomás.

—Bueno, a lo mejor podés agregar que más temprano había hablado con su viejo sobre el divorcio de su madre, que a él su novia le avisó que está saliendo con un amigo suyo y que ese amigo… —empezó a tirar letra Bernardo.

—¡Ese amigo es del grupo donde está yendo! ¡Uh, re contra! —festejó Ulises.

—Claro, y lo narrás después, como un paréntesis en la otra…

—En la otra historia, y ahí conecto las dos con alguna frase buena —Ulises volvió a completarle la idea.

—Sí, o que se entienda por qué le sirvió. Más o menos. Con detalles nomás, que se note.

—Estoy con unas ideas hoy… —se felicitó Ulises.

Bernardo lo miró en silencio. Meses atrás le hubiese dado el crédito para levantarle el ego. Ahora le molestaba que no reconociera sus ideas.

—Es que vengo acá y como que las ideas… fluyen, no sé. Debe ser algo medio mágico de tu casa.

—Sí, ¿no? —dijo Bernardo forzando una sonrisa—. La casa. Vamos a escribirlo, así después te ganás algo.

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