455. Novia ideal de Laje

11 de marzo de 2025 | Marzo 2025

Llegó Agustín de la facultad, menos mal, poco tiempo después de que yo terminara de limpiar todo y de preparar lo que hacía falta para la cena. A veces llega más temprano, cuando yo no terminé porque llego tarde del trabajo y se pone de mal humor. Pero, como tenía todo listo, ni bien entró me le colgué del cuello y lo besé.

 —Mirá, mi amor, preparé ñoquis para que cenemos hoy —anuncié.

—¿En serio? Te pasaste, Nati, ¿ves por qué te merecés un tipo como yo? —me felicitó cuando los vio.

—Yo hago lo que mi hombre necesite; si estoy para eso, ¿o no? —le hice una sonrisa pícara y me le acerqué para que me besara. Agus me besó.

—Y hoy tengo una necesidad muy grande —dijo Agus y se agarró el pito.

—Cómo me encanta esa necesidad enorme —le hice cara de trola—. Pero, hoy, justo… ¿no te acordás que te había dicho que me iba a bailar con las chicas? Pasa Rochi a buscarme en un rato —le dije yo—. ¿Puedo ir? —le dije casi haciendo puchero.

—Bueno, vas —me dijo él con un dedo levantado. Me agarró del pelo y me dio un par de cachetadas. Ruidosas, pero tranquilas—. Pero que no se te ocurra hacer nada malo, ¿me oíste?

—Obvio, mi amor —le contesté con un poco de dolor y otro poco de ganas de otra cachetada.

—Vos sos mía —dijo Agus y me agarró del culo para apretarme contra él.

—Para siempre —le sonreí.

—Y si cuando volvés está abierta la panadería, traete algo, ¿dale?

—Ya lo había pensado: medialunas y cañoncitos, como a vos te gusta… Menos mal que te tengo. El otro día decíamos con las chicas qué bueno que tenemos hombres que nos protegen, que nos dejan salir y nos mantienen y todo, porque hoy la…

—¿Querés que comamos ahora? Así no te vas con la panza vacía —dijo Agus, de lo bueno que es.

—Dale, amor, ¡me encanta! Re comamos, ya pongo el agua —dije yo y pensé que cómo harían antes las chicas con eso de la “sonoridad” y bancarse solo entre ellas sin tener un hombre que…

—Todavía no te dije a quién tenés que votar en las elecciones —dijo Nico.

—No, pero decime, dale. Vos sabés que yo, en eso, hago lo que vos me digas. Yo no tengo idea.

—Mañana te explico bien todo. Pero, antes, vamos a hacer una nueva sesión de búsqueda de clítoris.

—Para mí que mañana ya lo encontrás. ¡Estuviste muy cerca la última, mi amor! —lo felicité.

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