Era jueves, así que a mí no me daban tantas ganas de salir a bailar y romperla toda, pero como el Rodri insistía y estaba en medio de una mala secuencia entre la separación con Carolina y la muerte de su vieja, sabiendo que no tenía más amigos para pedirles que le hagan la segunda porque se peleaba con todos, me mandé para la casa y de ahí nos íbamos para algún lado.
Cuando llegué a su casa me sorprendió la mugre. No es que fuera siempre un lujo, ni a palos; pero esa noche, después de casi un mes sin caerle, me sorprendió lo mal que estaba todo. La cocina tenía ollas apiladas en la bacha, todas sucias, con alguna cucaracha que se paseaba buscando restos de comida.
En su pieza, también, rejuntes de ropa sucia en las esquinas, pantalones y medias tiradas por ahí, y un olor a culo imposible, te tumbaba de solo sentirlo.
Es más, creo que el perro estaba re tirado, un toque cagado de hambre y re sucio, se le empezaban a hacer las rastas de mugre casi.
El Rodri también estaba fiero, todo golpeado, que se ve que se había agarrado a piñas con alguno por ahí, pero había cobrado una banda. Un ojo morado, la boca y la ceja hinchadas como globos.
Tomamos algo así como previa, y después, ahí nomás, cuando se preparó para salir, apareció vestido con camisita y hasta perfume, así como si fuera… no sé.
—Toy fachero, ¿no? Fija que vuelvo acompañado —dijo Rodri, aunque tenía toda la cara rota.
—¿Tas seguro de salir? —me le animé aunque sabía que podía caerle mal—. Tas medio partido, amigo, no sé si será una buena noche… ¿No te duele la cara?
—No, guacho, ya fue. Si es del otro día esto —contestó con cara de enojado—. Además, lo importante es lo de adentro. Cómo te ves vos, no cómo te ve el resto.
—De una, amigo, bien la actitud —le festejé de careta.
Salimos a un bar boliche por ahí que él conocía. Encarábamos a algunas pibas, las pocas que había, y lo veían a él como si fuera un monstruo, se espantaban. Ni bola, nada. Así que, cansado de rebotar, el Rodri fue y bardeó a unos pibes que estaban ahí tranca y arrancamos a piñas. Encima ellos eran más, así que cobramos de lo lindo. Un boludo el Rodri este.
