335. Un modelo para desarmar

9 de noviembre de 2024 | Noviembre 2024

Este tipo que vino era algo así como, que te diga… un discípulo de un amigo de un discípulo de Mengele, el nazi. Vino porque acá estaban probando este tema de la resistencia. “Resiliencia” era la palabra que se usaba para definirlo exactamente. Que es algo así como… ¿Te acordás cuando el tío decía “a ver cuántos deditos te bancás en el culo” y te mandaba? Bueno, una cosa así.

Acá estaban probando muy fuerte esas cuestiones. Era lo único en lo que se destacaba el país, lo único. Ya no quedaba ni fútbol, ni carreras, nada. Una mierda. De ciencia, que también siempre fue importante, quedaba solo esto.

Y bueno, este gringo quería sacar todo el conocimiento de lo que ya se estaba laburando acá que, te digo, bastante bien funcionaba. Ahora te cuento. Vamos por partes. Antes, el por qué viene este gringo.

Lo de la resiliencia y esa cuestión se estaba probando como para cuando el ser humano tuviera que despegar de la Tierra para otro lugar que fuera habitable, cosa que estaba a la vuelta de la esquina. Entonces había que apurarse, imagínate que ya casi había empezado la muerte de personas de a familias, te diría.

Entonces viene el gringo porque ya le habían avisado que acá era una cosa de locos que se veía gente por la calle que te dabas cuenta que había entregado todo, con tal de hacerlo guita.

Yo vi un tipo, no te miento, con un brazo solo porque el otro lo había vendido para comprarse el BMW que manejaba. Pero había otros que vendían un ojo para comer un año, o un riñón para pagar el año de escuela del nene.

Y, entre toda esa maraña de desmembrados, estaban los que se ofrecían como experimento, que esos cobraban lindo. Sí, después no duraban mucho, en general. Pero se daban unos buenos meses. A todo culo.

El tema con los experimentales es que no es que se sacaban un brazo, un ojo, un pulmón. No. Éstos se sacaban todo hasta quedar con un pedacito de pulmón, un pedacito de riñón, un chquitín así de intestino. Dos dedos. Si eran hombres, pija y bolas, afuera. Si eran minas, chau útero y ovarios.

Todo eso servía para ver cómo hacían las personas para sostenerse y llevar la vida, casi normal. Está bien, laburando poco, porque por eso les pagaban bien. Pero la idea era que, en el futuro, la gente trabajara normal, así, con menos partes.

Entonces, el gringo, cuando vino, vio cómo se hacía todo acá. Y claro, en lugar de repetir lo mismo allá, dijo “a nosotros no nos sirve esto de los desarmados, nos conviene comprar las partes para nosotros”.

Así que se llevó una cantidad enorme de órganos y partes de personas para los que necesitaran allá. Los tipos quedaron maravillados, ahora la salud de los gringos es mil veces mejor que la nuestra. Ellos vienen y compran acá por dos mangos los órganos que quieran. Y lo de la extinción masiva lo resolvieron por otro lado, se canceló.

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