305. Futuro vetado

10 de octubre de 2024 | Octubre 2024

El Volkswagen Gol modelo 2018 se caía a pedazos con sus cuarenta años de andar por las calles. Martín, plomero, lo había comprado a muy bajo precio hacía bastante tiempo, y ya le daba vergüenza andar en esa máquina destartalada, mientras otros autos volaban sobre su techo y, los que rodaban, lo pasaban como alambre caído. Él circulaba, lento, con su hijo Arnold, por el bajo porteño.

—Pa, ¿qué es ese edificio? —preguntó Arnold, mirando por la ventanilla.

—Es un skate park.

—¡Qué grande! ¿Es nuevo?

—No, cuando yo era chico era la Facultad de Ingeniería, pero la cerraron y pusieron el skate park ese. Debe tener muchas pistas o como se diga.

—Cuando sea grande quiero ser skater —se ilusionó Arnold.

—Sería ideal que tuvieras piernas para eso, hijo. No había suficientes médicos para salvártelas cuando hizo falta —le cortó las alas Martín y, justo entonces, cayó sobre el parabrisas una botella con un líquido lechoso color rosado desde un auto volador—. ¡La puta que te parió! —sacó la cabeza por la ventanilla para insultar a un vehículo ya demasiado lejos como para oírlo.

Tuvo que frenar a un costado porque no se podía ver y tampoco le funcionaba el limpiaparabrisas. Una vez que lo tuvo en condiciones, retomó el trayecto por el bajo, pasó por Retiro y llegó hasta la Facultad de Derecho, donde se partió el eje delantero del auto.

Mientras buscaba precio de algún mecánico que le cobrara lo menos posible antes de buscar precios de grúas que lo llevaran al taller, Arnold preguntó:

—¿Qué es este edificio, pa?

—Es el Palacio de Gaming. Antes era la Facultad de Derecho, donde estudiaban para ser abogados.

—Cuando sea grande voy a ser gamer —se ilusionó Arnold—. Los profesionales son millonarios.

—Sí, Arnold, pero son muy pocos. Además, tienen unas computadoras tremendas. Yo le instalé un inodoro al papá de uno.

—¿Qué compu tenía? A lo mejor es como la mía —la esperanza de Arnold se notaba en el timbre de voz.

—Eh… una de esas Tesla. La tuya es de cuando yo era chico. No creo que te sirva de nada.

—¿Me comprás una Tesla? —preguntó Arnold, ingenuo.

—Arnold, si por algún motivo llego a tener plata, lo que haría sería mandarte a la escuela. Pero no te ilusiones, que con lo que va a costar el arreglo del auto, va a ser otro año en casa…

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