Ese sábado, como casi siempre, nos juntamos con las chicas para hacer la previa y después ir al boliche. Yo ya sabía, por lo que decían en el grupo de chat, que Maca y Lu tenían ganas de ir a ver a Taylor Swift, y estaban re gedes con que teníamos que ir todas, porque era una fecha re importante y no sé qué.
Yo a Taylor la banco, qué sé yo, pero no me emociona mucho, la verdad. Como que somos de distinto palo, a mí me cabe más otra música, un poco más de rock, pero las chicas nunca dicen que vayamos a ver las que me gustan, y las veces que yo propuse se hicieron las boludas.
Como nos juntábamos en lo de Cami, que es como mi más amiga de todas, le dije que le caía un rato antes. A ella tampoco le gusta mucho Taylor. Bah, casi no le gusta nada. Solo reggaetón y cumbia para bailar, para mover el orto.
—Amiga, cómo la tienen las chicas con lo de Taylor… medio paja, ¿no? —le dije después de abrir una birra.
—Mal, boluda, no paran. ¿Viste la catarata de stickers que tienen de la Swift? Yo por eso mandé el de la hamburguesa, pero creo que no lo entendieron —contestó Cami.
—Claro, posta. Yo dije “ah, éstas boludas no la cazaron”. Re tontas. Se ponen todas boludas con la piba esta re yanqui… Y Lu, ahí, diciendo “ay, chicas, tenemos que ir todas porque va a ser una noche épica para nosotras”, y yo tipo ¿qué?, aguantá un toque —la imité e hice montoncito—. Te digo la verdad: yo no quiero ir. Sale un huevo, la música no me vuelve loca, como que no tengo razones.
—Encima terminás escuchando más los gritos de las chicas que a Taylor cantando. Yo no me olvido de cuando vino Shakira que ninguna de ellas quiso acompañarme y me la perdí —Cami se ofendió como si hubiera pasado el día anterior.
—Ya fue, boluda, digamos que no vamos a ir, y listo. Que la chupen.
—De una, amiga —contestó ella.
Y seguimos lo más bien, hasta que llegaron Lu, Maca y Dani, que vinieron las tres juntas. Se ve que ya venían hablando de Taylor y hasta eligieron la fecha del recital al que teníamos que ir. Yo estaba por decir que nosotras no queríamos, pero justo Cami salta y dice:
—Re, esa fecha va a ser la mejor. Inolvidable, seguro. ¡Nos juntamos antes acá, si quieren!
—Dale, Ca, buenísimo —contestó Lu—. Yo voy a mandar a hacernos remeras de Taylor, y Maca va a hacer los carteles.
—¡Me sumo a los carteles, Maca! —gritó Cami, una chanta total.
Me sentí re contra boluda. Todo lo que dije, al pedo. Me hubiera quedado callada y listo…
