282. Diferencia de criterios

18 de septiembre de 2024 | Septiembre 2024

Santino estaba castigado. Su padre había encontrado los explosivos preparados contra la pared de la casa, listos para ser accionados mediante un pulsador que lo esperaba escondido en su habitación. Su plan era evaluar la resistencia del muro al mismo tiempo que la potencia de las bombas que había conseguido.

El castigo que había decidido su padre era no permitirle más ir a la cancha a ver a su equipo y tampoco jugar con las consolas.

—Santi, qué bravo lo de tu papá… se enojó mucho con lo que hiciste —su madre, Martina, usaba un tono pedagógico y empático, sentada al borde de la cama—. Es que te pasaste un poco, hijo. No estuvo bien lo que hiciste…

Santino bajó la mirada.

—Pero tampoco para tanto, a ver —a Martina se le aceleró el ritmo de las palabras—. Cuando yo tenía tu edad también hacía cada cosa… Los chicos son así, lieros. Se pueden equivocar. Y, la verdad, una pared más, una menos, tampoco iba a cambiar el destino de esta familia. Tenemos plata para pagar otra —entrecerró los ojos y le restó importancia.

—No sabía que había que hacer otra pared nueva —contestó Santino con tono de víctima, como para dar lástima.

—Olvidate, Santi, no pasa nada. El tema es que tu padre… y mirá que yo lo convencí de no ser tan severo. Él quería directamente mandarte a vivir a otro lado. “Le voy a dar una patada en el culo que termina en Suipacha” dijo. Es bravo. Pero bueno, yo logré que solamente te sacara lo de la cancha.

—Y las consolas —agregó Santino, para demostrar el verdadero sufrimiento que sentía.

—Bueno, de eso te quería hablar, Santi. Estuve pensando y te quería proponer lo siguiente: yo voy a trabajar —Martina dibujó comillas en el aire— para vos, si vos lo hacés para mí.

—¿Qué hago? —contestó Santino con los ojos grandes.

—Yo te voy a conseguir de nuevo las consolas y que sigas viviendo acá. Pero, para eso, quiero que vos hagas lo que yo te pida con algunas cosas que tienen que ver con tu padre… ¿aceptás?

—Bueno.

—Bien. Estoy segura de que se está cogiendo a la negra, la peronista esa… —levantó la mano señalando a la pared con una mueca de asco—, entonces que él tampoco se haga el bueno, ¿viste? Vos tenés que conseguirme información. Es como que trabajamos juntos para que la familia siga unida, y que no se vaya todo al diablo, ¿entendés?

—Ah…

—Esto lo vamos a ir hablando, así a escondidas. Pero acordate: mami es buena; papi, malo. ¿Sí, mi amor?

Santino asintió.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.