267. Lecciones para adultos

2 de septiembre de 2024 | Septiembre 2024

La mañana estaba helada. Para Daniel, eran las condiciones ideales para ir a la oficina de la administradora de consorcio del edificio al que se había mudado, vestido con una boina, un par de botas, una bombacha de campo y un pulóver a rombos en gama de marrones.

Abrió la puerta de la oficina y, sin siquiera acercarse al escritorio del fondo, Betty acusó con la mirada por sobre los anteojos:

—Ansaldo. Todavía no pagó ni un mes de expensas —la voz ronca, sin ser del todo grave.

—Buenos días, ¿qué tal? —se acercó Daniel Ansaldo con una sonrisa hasta el escritorio de la señora—. Betty, ¿no?

—Sí… Beatriz —se apuró a corregir y mostrar que no regalaba la confianza.

—Beatriz, perdón —Daniel unió las manos en el aire con humildad—. Justo venía a hablar por ese tema. Traje para pagar.

—Ah, muy bien. Entonces sea bienvenido —dijo Betty y dejó ver una sonrisa poco genuina. Miró el monitor—. Son ocho meses.

—De eso le quería hablar —se anticipó Daniel—. Es que yo no estaba enterado de que tenía que pagarlas. Pensaba que era una rendición de cuentas del consorcio, pero no entendía que lo pagábamos nosotros. Le ruego, me perdone, en realidad soy del campo; estoy acá hace apenas unos meses, no conozco cómo funciona la ciudad del todo —mintió con su mejor cara de lástima. Era un porteño que apenas había cruzado alguna vez al conurbano.

—Pero, Daniel… lo hubiera dicho antes —sonrió Betty, empática y alegre—. Acá la gente se cree que todo el país paga expensas, pero no es así, ¿verdad? —revoleó una mirada al aire—. Lo que le llega, es el resumen de lo hecho por el consorcio durante el mes, y tiene que pagarlo antes del vencimiento, que lo dice ahí arriba.

—Claro, perfecto. Ahora entiendo todo. Muchas gracias, Beatriz.

—Betty.

—Betty —sonrió Daniel—. Todos los días se aprende algo nuevo, ¿no? Y eso que tengo cuarenta y dos —volvió a mentir, tenía cincuenta.

—Pero por supuesto. Si no, qué queda para mí, por favor —se rio Betty, en plena confianza.

—Le quería decir que desafortunadamente no llego con lo que habría que pagar, apenas tengo la mitad. ¿No podremos armar un plan de pagos o algo así? —Daniel completó el personaje.

—Pero, sí, hombre. Por favor… ¿la mitad me dijo? Hacemos una quita y listo, yo después me encargo de los vecinos —Betty lo cuidó como la abuela que era—. Eso sí, para la próxima, ya sabe, Daniel, antes del vencimiento.

—Muchas gracias, Betty —sonrió Daniel.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.