255. Estafa frustrada

22 de agosto de 2024 | Agosto 2024

Diana era nueva en esto del phishing. Había entrado a trabajar al “cyber”, como le decían los miembros, después de quedarse sin trabajo, sin indemnización y sin ahorros. Al principio no le convencía la idea de participar de algo así: sabía que las víctimas eran gente como ella, que le costaba ganarse el mango o, peor aún, jubilados. Pero ver que su futuro y el de su familia serían complicados, la convenció de hacerlo.

Un primo turbio le había dicho que conocía a alguien que le podía dar un laburo. Ella pensó, en un principio, que se trataba de algo formal. Le bastó con contactarse con su nuevo jefe, el Chino, para darse cuenta que no sería así.

Cuando le explicaron el procedimiento, entendió que no había riesgo prácticamente. Era una estafa a la distancia, ni siquiera corría peligro de que le pasara algo, como sí le sucedía a su primo que salía a robar de caño. A lo sumo, podía, quizás, venirse abajo la puerta del cyber y que entrara un escuadrón de policías para llevarlos a la seccional. Pero nada más.

En su primer laburo, Diana estudió la aplicación de chat de un muchacho de unos treinta años, de familia adinerada, que tenía una novia a la cual consentía con todo lo que podía.

Logró ponerse en contacto, desde uno de los números del cyber,  usando la foto de perfil de la novia de la víctima, y el mismo lenguaje que ella solía aplicar para hablarle a él. Le dijo que había cambiado el número porque su hermano se había quedado su teléfono y él, aunque preguntó el motivo, le creyó.

Luego, osada, Diana escribió: “Amor, ¿me prestás 9 palos que necesito ahora para cambiar el auto? Ya estoy en la concesionaria, te paso el CBU de ellos así les mandás”. Es que se llevaba el diez porciento de cada estafa lograda y necesitaba novecientos mil para saldar sus deudas. No pudo controlar sus ganas de salvarse y se arrojó a la hazaña.

—¿Y? ¿Cómo viene la mano? —preguntó el Chino, dando vueltas entre sus empleados.

—Eh, bien… Le pedí nueve millones, creo que me los va a dar —contestó Diana.

—¿Nueve palos? Pero ni en pedo te los va a mandar.

—No, pará, si tiene guita este pibe. Me hice pasar por la novia. Lo va a mandar —confió Diana.

Y entonces una catarata de insultos empezó a entrar en el chat.

—Te dije, era obvio —afirmó el Chino—. Cualquiera se daría cuenta, Diana, nadie es tan boludo. Tenés que hacerlo más solapado, menos anunciado.

Compartí este pasquín

¿Querés recibir un correo electrónico con los pasquines que se publican en el blog?

Suscribite completando tu nombre y correo electrónico.

Loading

Importante: Te va a llegar un email que tenés que abrir para confirmar tu correo.