231. PA(SZ)

30 de julio de 2024 | Julio 2024

El gobierno veía que en las encuestas comenzaban a bajar los números de imagen que antes le resultaban relativa y engañosamente favorables. Para remediar esa situación, Jorge Pausini, asesor del gobierno, propuso apostar a convencer a quienes no defendían el estilo del gobierno, mediante un discurso más moderado, que no fuera tan al choque, haciendo eje en cerrar la grieta del país. El presidente era el único que podía hacer política en ese sentido y el menos interesado.

Después de darle vueltas al asunto durante semanas, encontró la fórmula para convencer al jefe y lo que a él más le importaba: ajustar presupuesto. En una reunión con el presidente expuso su idea. Eliminar la obligatoriedad de las PASO.

—¿Qué pasa si le sacamos la “O”? —preguntó Pausini.

—Queda PAS —contestó el presidente.

—Exacto. ¿Y no es eso lo que todos queremos? ¿Vivir en paz? En un contexto donde todo es violencia, robos, guerras, ¿acaso hay algo más importante que la paz? —Pausini arqueó las cejas y escondió los labios dentro de su boca.

—Pero es con “S”, no con “Z” —acotó el jefe, detrás del presidente.

—Sí, bueno… la gente, igual, escribe como el orto. No se van a dar cuenta. Además, no es que la idea del gobierno es educar, y menos, en ortografía —Pausini sonrió macabro, inclinando la frente hacia el presidente—. Hacemos una difusión con un video en el que la “S” gire y parezca una “Z”, y listo.

—¿Y cómo ahorraríamos? —preguntó el presidente, para nada convencido.

—El sistema es simple. Si sacamos la “O”, las elecciones ya no son obligatorias, con lo cual, van a concurrir menos votantes. Si hay menos votantes, hacen falta menos mesas, menos escuelas, menos todo. Como hay menos mesas, hay más colas, y lo que más ahuyenta a los votantes son las filas.

—Cierto —contestó el presidente envolviendo su mentón con la mano derecha—. Es más, podríamos seleccionar los peores presidentes de mesa para que se demore más.

—Tal cual. Ahorramos todo: gente, mesas, urnas, boletas, votos, democracia. Todo. Y, si logramos que vote poca gente, para la próxima las eliminamos y listo. Acompañamos esto con el lema “el presidente de la paz” y jugamos a traer algunos porotos de la vereda de enfrente.

El presidente, ya convencido, miró por sobre su hombro izquierdo al jefe, que sentenció:

—No está nada mal. Aunque hay que tener cuidado con la cantidad de paz que tenga nuestra imagen. Mucha paz es de… cagón, por no decir otra cosa.

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