—Muy buenos días a todos, bienvenidos a la pantalla de la TV Pública. Ya está todo listo para el arranque de la Argentina en estos Juegos Olímpicos de París 2024 —introdujo Claudio Rossi—. Estamos muy emocionados y expectantes con lo que puede venirse en este día tan especial. Ahí vemos el estadio completamente lleno, no cabe un alma, querido Uriel, para recibir a nuestro seleccionado.
—Así es, Claudio. Buenos días a quienes nos están siguiendo tanto en la pantalla de su televisión como en las redes sociales —saludó Uriel Grinberg mientras la pantalla mostraba al público con camisetas y caras pintadas en las butacas del estadio—. Estamos a la expectativa para que arranquen estos Juegos donde veremos cuántas medallas podemos traer a nuestra tierra.
—Esperemos, Uriel, que nuestros deportistas, tan reconocidos en el mundo entero, tengan la capacidad de hacer magia con poco. Esa característica tan argentina de arreglarse con lo que hay para obtener el mejor resultado.
—Recordémosle a la gente que, para estos Juegos, la Argentina no logró reunir la cantidad de deportistas necesarios, y que muchos de ellos tienen también alguna dificultad motriz. Por ejemplo, hoy, para el debut del fútbol, que saldremos a la cancha con diez jugadores. O, también en el caso del salto con garrocha, que el único hombre que pudimos traer está con muletas luego de una rotura de ligamentos.
—Sí, también en el seleccionado de voley tenemos algunos lesionados… pero bueno —retomó Claudio—. Les deseamos lo mejor y esperamos que hagan flamear nuestra bandera en lo más alto, como se lo merece el pueblo argentino. Está también para acompañarnos en esta transmisión, Lorena Quiroga. Buenos días, Lore, ¿querés decir algo?
—…
—Bueno, muchas gracias, Lore —dijo Claudio—. ¡Vamos Argentina nomás! Arriba esos corazones para alentar a lo largo y ancho de todo el país a nuestra delegación de deportistas. Ahí vemos entrar al conjunto argentino en la cancha, y se ve que el director técnico todavía no sale…
—Ahí atrás está, Claudio, entrando el DT, que hoy también le toca hacer de utilero —señaló Uriel.
—Vamos, Argentina, vamos…
