202. Redistribución de ingresos

30 de junio de 2024 | Junio 2024

Cada casa es un mundo. Aunque pocas son tan particulares como la de los Ranieri. Aníbal y Gloria se habían conocido en el secundario y comenzaron una relación un año después de haber terminado el colegio, cuando Aníbal ya había entrado a la policía, y Gloria trabajaba en la mercería de su madre. Al poco tiempo de juntarse, Gloria quedó embarazada de Dante, y con él, de la consolidación familiar.

Después de cuatro años, llegó Gastón a la familia. Una alegría para tapar el dolor generado por la muerte de la madre de Gloria, ocurrida un año y medio atrás. Gloria había quedado a cargo de la mercería, pero decidió poner una empleada que se hiciera cargo y ella dedicarse a la crianza de los niños.

Pasados unos ocho meses y Aníbal renunció a la policía. Le contó a Gloria que había encontrado unos papeles en la oficina del comisario que lo ligaban a narcos y proxenetas, negocios que formaban parte de la caja de la comisaría. Entonces, aseguró Aníbal, ahora él se encontraba en la mira del comisario y quienes habían sido sus compañeros. Debían recluirse.

Pasaron largos años sin salir de su casa. Gloria nada más iba a al mercado con la plata que traía la empleada. Dante, desde segundo grado, llevaba a su hermano al jardín y luego iba solo a la escuela.

Cuando Dante cumplió quince empezó a conseguir changas, y en cuanto terminó el colegio consiguió un trabajo en blanco, bien pago, en una fábrica. La economía familiar creció mucho gracias a él y su milagrosamente sana psiquis en ese ambiente. Incluso le dio acceso a su cuenta a todos los miembros de la familia.

Por su parte, Gastón logró convencer a sus padres de que le compraran una computadora para jugar juegos online con la plata que ganaba Dante. Al cabo de un tiempo ganó mucho dinero en torneos de esos juegos. Dinero que usaba para él solo y, en casos particulares, ayudar a la familia.

Eso liberó un poco la presión familiar sobre el salario de Dante que empezó a darse algún que otro gusto. Hasta que, al cabo de un tiempo, Gastón tuvo la idea de comprarse una computadora para minar criptomonedas. Pero no le alcanzaba con lo que él tenía juntado hasta ese momento.

Entonces, Aníbal y Gloria, que querían darle el gusto a su hijo menor, al cual mimaban siempre que podían, le exigieron a Dante que le diera plata de sus ahorros a Gastón para que pudiera comprarse la computadora. Dante se quejó:

—Me levanto a las cinco y media de lunes a sábados para laburar diez horas en la fábrica, llego roto, pongo plata todos los meses, ¿y ahora le tengo que dar al pendejo éste?

—Pero él es chiquito, es tu hermano —dijo Gloria—. Necesita ayuda… es tu hermanito —repitió después de buscar otras palabras en su mente.

—Lo vas a hacer porque lo decimos nosotros —sentenció Aníbal—. Y si no, llamo a mis amigos de la seccional —en realidad le quedaba uno solo— y te las vas a ver con nosotros.

Dante no contestó, ni se quejó ni acató la orden, pero advirtió, días después, que los números de su cuenta habían caído estrepitosamente.

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