—¡Oíme! ¡Pedro, cuchá! —gritó Dios.
—¿Qué? —se escuchó una voz como lejana.
—Vení, Pedro… ¿Cómo andás, querido?
—Bien, todo tranquilo. Estaba ahí recibiendo una gente que vino en grupo, un tren que parece que descarriló.
—Bah, qué cosa. Qué bicho idiota el humano, ¿eh?
—Sí, bueno, yo también…
—Ya no sos nada vos —lo interrumpió—. Ahora sos santo y estás acá conmigo, tenés casi los mismos poderes… Bueno, no. Pero te tratamos bien, ¿no es cierto?
—Sí, los ángeles son medio garcas a veces, pero sí.
—Bueno, no seas buchón, viejo. No hay nada peor que ser buchón. Si tenés un problema con los ángeles vas y lo solucionás. Matarte no te van a matar, y sos bastante inteligente como para convencerlos, Pedrito, vamos… Te llamé por otra cosa. Estuve jugando un rato. Me tocó Argentina, y la suerte les dio un escenario que… —se encogió de hombros—. No sé. Vamos a ver qué pasa. Llamalo al Peluca que lo tenemos que mandar a él.
—¿A qué?
—A gobernar.
San Pedro se empezó a reír haciendo montoncito dándose por boludeado hasta que se dio cuenta que era en serio.
—Pero es una locura. Además, no hay chances de que gane.
—Bueno, yo lo ayudo un poco. Qué sé yo. Tocó en el juego, tiene que pasar.
—Pero esos dados los carga el Diablo, ¿o qué?
—Andá, llamalo —levantó una mano señalando a ningún lugar—. Dale.
—Creo que está con el perro y discutiendo con el actor.
—¿Con Arana? Si es más bueno…
—Sí. No sé por qué se la agarra tanto con él… Maestro, ¿está seguro? ¿No quiere tirar de nuevo los dados por las dudas, a ver si sale distinto?
—No, Pedro. Cuando yo elegía me mandaba cagadas, no lo hago más. La suerte sabrá por qué decide así… Mirá. Cuando tocó Luisito en Francia también era una locura, pero tal vez si no lo mandaba, todavía estaban en la Edad Media.
—Eso es contra fáctico, Maestro…
—Sí, ya sé —contestó Dios en tono ofuscado por la corrección—. Pero lo que digo es que no sabés lo que va a pasar. A la Argentina antes le mandé una mezcla loca de tanos y gallegos, casi todos anarquistas, socialistas, comunistas. Y son gente que no se va a comer cualquiera así nomás, Pedrito. Ya se van a sacar a los hijos de puta de encima, vas a ver. Lo que pasa es que esos están hace mucho y son vivos, no sueltan el poder. Pero se les va a rebelar la sangre a todos y se viene algo nuevo. Bah, supongo. Espero. Veremos qué pasa.
